Del branding podría decirse que es el proceso de definición y construcción de marca. Esto es algo que se hace gracias a la gestión planificada de todos y cada uno de los procesos que requiere.
Lo que hay que saber sobre el branding
Se deben tener en cuenta diferentes aspectos para la construcción de una marca. Hay dos conceptos de gran importancia que tienen un papel vital, la identidad corporativa y la imagen corporativa.
La identidad corporativa es la manifestación física de la marca. Puede ser el logotipo, tipo de letra, tamaño, colores, etc. La imagen corporativa es la percepción que tienen los usuarios acerca de una marca.
Con el branding, y gracias a sus estrategias, se buscar transmitir el mensaje que la empresa quiere ofrecer acerca de su marca. Hay que intentar que este mensaje sea percibido de una forma positiva por los usuarios. De esta forma se generarán vínculos con los posibles clientes. Esto no solo atrae a nuevos clientes potenciales sino también consigue la fidelización de los clientes que ya se tienen.
El branding es una estrategia que debe hacerse a diario en una empresa. Contestar los correos electrónicos o al teléfono, solucionar las dudas de los clientes, proponerle un producto o servicio de calidad que esté buscando, etc.
Con esta clase de estrategia bien ejecutada, se consigue generar expectativas en los usuarios. Eso sí, estas deben ser resueltas por la marca. De esta forma, se consigue un mejor posicionamiento en la mente de los usuarios.
¿Cómo se gestionan las buenas estrategias para abordar a los clientes?
- Se deben comprender las necesidades de nuestro target y cómo pueden resolverse.
- Hay que analizar nuestro mercado, investigar acerca de nuestro target y cuáles son sus necesidades. Cuanto más específico sea el análisis sobre las personas a las que nos dirigimos, mejores serán los resultados.
- Con la atención directa, siempre debe mantenerse un tono de voz cordial.
- El packaging también forma parte del branding, por lo que es otro aspecto que no hay que dejar de tener en cuenta.
- Hay que entregar un producto o servicio a la altura de la estrategia que se está llevando a cabo.
- Crear una identidad corporativa que resulte coherente con el target y el objetivo de venta. En este caso, lo mejor es ponerse en manos de expertos con los que evitar subjetividades personales y poder trabajar la identidad, siempre en base de conceptos de marketing claros.
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