En el campo de la publicidad no se trata únicamente hacer un anuncio vistoso del que todo el mundo hable, factor muy importante también, pero hay aspectos que deben tenerse muy en cuenta para que el punch de la campaña sea mucho más efectivo, como por ejemplo el punto emocional, ese toque que tienen muchos anuncios que intentan tocar los sentimientos de las personas.
Son muchas las campañas en las que se utiliza la publicidad emocional como una de sus principales armas para llegar al éxito. Los anuncios de esta clase se dan todo el año, pero especialmente se acentúan cuando llegan épocas destacadas como por ejemplo la Navidad, momento en el que la familia y los amigos juegan un papel importante en la vida de muchas personas, pero nos muestran que hay personas que no tienen absolutamente nada y la Navidad es como cualquier otro día para ellas.
Las emociones nos tocan el corazón y nos pueden llegar a sensibilizar de tal manera que es casi como si de una hipnosis colectiva se tratase, aumentando así el efecto compra en el público. Saber jugar con estos sentimientos es algo de gran importancia porque un creativo con ideas nuevas que poner en marcha y mensajes que lleguen directamente al corazón de las personas, es toda una jugada de éxito.
Esta clase de publicidad emocional cuenta con varias ventajas, una de ellas es que puede segmentarse de muchas maneras para llegar a determinada clase de personas, haciendo más específica la campaña en sí.
¿Quién no ha visto los tradicionales anuncios de Navidad? En muchos de ellos podemos ver que un momento con la familia a la que no se ve desde hace mucho tiempo, y acompañados de un producto de calidad, es mejor momento. Los anuncios de las ONGs también son un claro ejemplo de la publicidad emocional, especialmente entre las mujeres que son madres. A nadie le gustaría que su hijo pasase por lo que desgraciadamente están pasando muchos niños en todo el mundo, por eso utilizan, dependiendo de la campaña, determinadas imágenes.
Es todo cuestión de “jugar” con los sentimientos de las personas, conseguir crear un mensaje directo, impactante y que resulte altamente emocional. Las plataformas pueden llegar a ser las mismas que cualquier otra clase de anuncio: cine, televisión, radio, publicaciones, Internet, etc.
Son casi infinitos los criterios existentes dentro de este campo de la publicidad emocional y muchas las formas de segmentación. Una de las más recurridas es la generacional, donde se busca a determinada generación de personas, contando con elementos distintivos de determinada época con los que puedan sentirse más o menos identificados y aumentar las posibilidades de compra en cada persona.
Las campañas de compromiso social son cada vez más frecuentes. Se intenta hacer que las personas se pongan en el lugar de aquellas personas que lo están pasando mal o tienen problemas muy serios como desnutrición, enfermedades, desigualdad y todas esas cosas que no queremos ni para nosotros ni para los nuestros. Se busca el compromiso mediante un mensaje impactante que consiga tocar la fibra sensible de las personas.
La cultura también juega un papel muy importante y factores como los rasgos de identidad de determinado pueblo o nación, sus tradiciones, folklore, etc., también son puntos que se tienen en cuenta para determinado grupo de personas, buscando la identificación del público con el producto, marca o servicio.
Al igual que en cualquier lugar del mundo y momento, los niños y niñas juegan un papel primordial en nuestra sociedad. A casi todo el mundo le gustan los niños porque son nuestro futuro, porque despiertan un sentimiento especial y porque ver a un niño llorar es bastante duro. Es otra de las “armas” que se utilizan en la conocida como publicidad emocional.
Se trata de buscar un cambio en la persona que ve estos anuncios, que le lleve al compromiso de hacer algo por las personas que aparecen simbolizadas en el anuncio en sí y hacer que la conciencia juegue a favor de la firma en cuestión.
