La tecnología es algo que está en constante evolución, por tanto, era de esperar que con la llegada del Internet de las Cosas (IoT) también llegasen los cambios, como por ejemplo en el marketing, el cual se está adaptando poco a poco a la tendencia actual, pero… ¿en qué afecta el IoT al marketing?
Es importante tener en cuenta que con este cambio ya está presente cada vez en más hogares, algo que para las marcas no ha pasado desapercibido y que ya están realizando un gran trabajo para ir adaptándose al nuevo panorama.
Ya no son los consumidores los que se adaptan a las marcas sino todo lo contrario y nos ofrecen una completa comodidad en muchos aspectos porque todavía las pantallas siguen siendo una estupenda manera de llegar a los usuarios.
¿Sabías que ahora puedes hacer la compra desde el propio frigorífico? Muchas firmas han ido evolucionando y gracias al IoT se puede tener la nevera conectada a Internet, acompañada de una pantalla y tan solo tendremos que mirar lo que nos falta en la nevera para ir anotándolo en un pedido que podemos hacer al instante. Esa es parte del Internet de las Cosas y de cómo afecta al marketing.
Además de las neveras con cada vez más los dispositivos que se aprovechan del Internet de las Cosas, permitiéndoles estar conectados en todo momento y ser controlados de manera remota como coches, cerraduras, persianas, sistemas de calefacción, cafeteras, etc.
Lo más importante para el IoT es el desafío que tienen que asumir las marcas para poder llegar tanto a sus clientes de siempre para fidelizarlos como al resto de clientes potenciales, otro de los muchos hándicaps que pondrán a prueba su know-how.
Dentro de este reto obligado, hay varios aspectos que no deben dejar de tenerse en cuenta y ya no solo hay que hacer pensar al cliente potencial que realmente necesita lo que las marcas ofrecen sino que deben hacerle partícipe de una experiencia y de hacerle sentir importante en todo momento, desde el proceso de compra hasta el del disfrute del producto en sí.
A ello hay que incluir una experiencia de compra diferente, con la que el cliente no solamente adquiera un determinado producto o servicio sino que tenga un producto de valor añadido que no espere, la percepción de la marca cambia completamente.
Para finalizar, las marcas deben invertir en mensajes, personalizándolos si llegase el caso, pero ofreciendo algo diferente, Los mensajes “para todos” ya no valen, el cambio es necesario, los clientes lo saben y las marcas deberían saberlo. El futuro ya está aquí.