Nadie puede llegar a poner en duda que desde la aparición de Internet el marketing ha cambiado a pasos agigantados, pero no cuando apareció allá por el año 1996 sino que nos tenemos que remontar un poco más cerca en el tiempo, pongamos cuando comenzaron a aparecer las redes sociales, hecho que provocó un gran cambio en la forma de hacer publicidad.
Con la globalización y la eclosión de las redes sociales pasamos del “yo” o del “tú/usted” al “nosotros” y al “vosotros” porque todo está interconectado entre sí, pero no es algo que hayamos elegido nosotros sino que digamos que es algo que se ha impuesto por sí solo. Todos hemos visto spots de televisión, escuchado cuñas de radio y leído expresiones que incluyen palabras como: nos, nosotros, hacemos, compartimos, etc. señal inequívoca de que todo ha cambiado, para bien o para mal.
Esta situación es algo a lo que muchas marcas deben enfrentarse, quienes deben adaptarse a la tendencia actual que hay en todo el mundo y así no quedar como un bicho raro, aunque viéndolo por otro lado, sería algo diferenciador; mientras todo el mundo gira en la misma dirección otros siguen recto, aunque posiblemente no sería una buena idea, porque a fin de cuentas quien manda en el mercado no es la marca sino el cliente y éste es el que decide en muchos casos la dirección a tomar.
Si lo miramos desde un punto de vista social, esto podríamos calificarlo como algo normal porque los humanos, como individuos que somos, no hemos sido concebidos para estar solos en todo momento, somos seres sociales que necesitan estar en contacto con las demás personas, sea con un círculo pequeño o grande, pero necesario, y las individualidades no tienen cabida en la mayoría de los casos, necesitamos reafirmarnos como individuos.
Todo esto está muy bien y vemos que es una tendencia pero como toda tendencia tiene seguidores y detractores. Las firmas no pueden excluir a aquellas personas que no deciden comulgar con los cánones establecidos y en este caso hay personas que aunque están de acuerdo con el concepto “nosotros” siguen pensando en el “yo”, pero ahora lo hacen de una manera más egoísta, y no son pocas precisamente.
Son personas que quieren alejarse de cualquier entorno impersonal, que evitan estar en grupos, clasificados como seguidores o followers, que reivindican su importancia y que dicen: “¡Eh! ¡Estoy aquí!”. En este caso no es una tendencia, es parte de un instinto que aflora en muchas ocasiones en el ser humano, un instinto innato de supervivencia cuyo origen se pierde en el tiempo.
Esto no ha pasado de largo para muchas marcas y cada vez son más las que preparan productos personalizados para satisfacer la demanda de alguien que tiene las cosas muy claras y no quiere ser como el resto, alguien a quien no le gusta que le digan cómo tiene que vivir, vestir o cómo hacer las cosas, todo un hándicap para las marcas de hoy en día.