Contar con una buena calibración de nuestro monitor es algo muy importante, tanto como calibrar una cámara o una impresora. En un estudio de fotografía o de vídeo, es de capital importancia contar con un equilibrio en cuanto a color y perfil gamma en todos los dispositivos como cámaras de fotos o de vídeo y monitores, intentando siempre que lo que vemos en las cámaras coincida a la perfección con lo que se ve en los monitores, ahorrándonos hipotéticos problemas de balances de blancos, sobreespoxiciones, diferencias de color, etc.
¿Por qué es importante este equilibrio?
Prácticamente todas las películas o videojuegos de última generación cuentan con un estándar de vídeo llamado Rec. 709, una serie de parámetros relacionados directamente con la gama de colores, punto blanco y gamma, algo básico en lo relacionado con la calibración de los monitores o pantallas, por eso es tan importante que veamos en pantalla lo mismo que se ha grabado y para que una producción multimedia sea fiel a estos parámetros.
Ante esta perspectiva se nos plantea una pregunta ¿se podría crear una imagen bidimensional en una pantalla de vídeo que represente con exactitud las tres dimensiones? No podemos olvidar tener en cuenta cuáles son las limitaciones en cuanto a cómo los humanos percibimos el color, la luz y el detalle.
Por esta razón, la ciencia de la imagen, tal como la conocemos hoy en día, se sustenta sobre cuatro pilares: el rango dinámico, la saturación del color, la precisión del color y la resolución. Con el estándar Rec. 709 se busca la maximización de estos cuatro elementos y cumpliendo con ellos se consigue la imagen más realista que se pueda tener.
Pongamos como ejemplo que en un estudio de publicidad no cuentan con los monitores perfectamente calibrados, independientemente de la marca que tengan, aunque es recomendable que todos, o al menos los que haya en el puesto de la persona o personas encargadas de la edición de fotografía o de vídeo, tengan la misma marca para ajustar a la perfección todos y cada uno de los parámetros que os hemos comentado, dado que a veces, entre marcas suele haber sutiles diferencias.
Cuando llega el contenido para ser editado, si no se cuenta con una buena calibración de monitores, lo que veremos realmente no es lo que habrá grabado el cámara o fotografiado el fotógrafo sino que veremos las cosas de forma incorrecta, con los consiguientes errores.
Por ejemplo, se puede caer en el error de aumentar la luz con filtros en determinadas zonas donde realmente no se necesita y se produzcan sobreexposiciones, cosa que no puede entregarse al cliente esperando proporcionarle calidad y profesionalidad. El producto final depende siempre de que se cumplan todos los parámetros, por ello es algo que debemos tener siempre en cuenta de cara al cliente y a un mejor desempeño del trabajo.
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