El mundo de la publicidad lleva mucho tiempo con nosotros y a lo largo de la historia ha ido evolucionando hasta convertirse en lo que es hoy en día, algo muy estudiado, segmentado, con reportes de muchos datos y donde todo está, o debería estar, medido al milímetro para conseguir los mejores resultados, pero… ¿cómo era la publicidad hace unas cuantas décadas?
Como si nos montásemos en una máquina del tiempo, nos vamos a ir a la década de los años 30. Sí, en aquellos años también había publicidad. Y vamos a hacer una pequeña retrospectiva acerca de los orígenes de la publicidad con los anuncios de los coches en aquella década.
Obviamente, la televisión en aquel año no existía, por lo que la publicidad se basaba principalmente en los carteles, la impresión y también el boca a boca entre otros medios, todos ellos bastante espartanos, pero era lo más moderno que existía en aquellos años.
Aunque los coches de aquella época no se parecían absolutamente en nada a los de hoy en día, no eran coches demasiado incómodos para viajes cortos, pero sí para aquellos viajes de mucha duración, pero a pesar de ello, los publicistas de aquellos años no dudaban en presumir de lo buenos que eran los automóviles de determinada marca.
¿Cómo lo hacían? Sencillo, conocían a la perfección cuáles eran los defectos o puntos débiles de los coches, lo que hacía que magnificasen aún más los puntos fuertes y dejaban un poco de lado los débiles.
Para la promoción se utilizaban largas frases destacando lo bueno que era en determinado aspecto, utilizando en ocasiones palabras rimbombantes pero haciendo hincapié en algunas palabras como confort, velocidad, seguridad, etc., algo así como si se tratase de las keywords de una página web.
En aquellos años no se hablaba del consumo que tenía el coche sino del aspecto que podría llegar a tener el cliente que comprase un coche de cara a la sociedad, donde se primaba más el aspecto y el caché que proporcionaba tener un coche que las propiedades del automóvil,
En cierta forma tenían razón porque adquirir un coche en aquellos años era algo bastante caro, por lo que se debía contar con cierta reputación, y también un buen bolsillo. Desde entonces la publicidad ha cambiado muchísimo y hoy en día poco o nada tienen que ver aquellos anuncios publicitarios de automóviles con los que podemos ver o leer hoy en día.